- El escalamiento de la ruptura con DNV es más bien una estrategia que Claudia Sheinbaum copió de López Obrador: descalificar en lo individual para desacreditar lo que hace.
La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, decidió explotar el puente que iba cruzando, porque si llegaba al otro lado del río era peor. Esto es lo que sucedió la semana pasada cuando a un año de la tragedia en la Línea 12 del Metro que causó la muerte de 26 personas, repudió el peritaje de la empresa noruega que contrató para ello, la acusó de mentirosa, de conflicto de interés y de querer lucrar políticamente. Esas culpas las tendrá que probar, si efectivamente da curso a la demanda civil que anunció interpondrá, y más maromas tendrá que hacer para que la verdad del peritaje no salga a la luz pública.
La inculpada Det Norske Veritas (DNV), que tiene más de 155 años de haber sido fundada y trabaja en más de 100 países, respondió con un comunicado escueto. Se apegó a los requisitos contractuales, afirmó, la metodología fue la correcta –y acordada– y ninguno de los involucrados tenía un conflicto de interés. Lo que entregó, apuntó, es lo que encontró como la causa raíz de la tragedia en la Línea 12, cuyas conclusiones alarmaron a Sheinbaum, quien corrió a Palacio Nacional a informar que iba a detonar el contrato.
La inculpada Det Norske Veritas (DNV), que tiene más de 155 años de haber sido fundada y trabaja en más de 100 países, respondió con un comunicado escueto. Se apegó a los requisitos contractuales, afirmó, la metodología fue la correcta –y acordada– y ninguno de los involucrados tenía un conflicto de interés. Lo que entregó, apuntó, es lo que encontró como la causa raíz de la tragedia en la Línea 12, cuyas conclusiones alarmaron a Sheinbaum, quien corrió a Palacio Nacional a informar que iba a detonar el contrato.